POLICIALES
26 de enero de 2020
Conmoción “Ojalá no vuelvan nunca más a Zárate”, el repudio de los vecinos a los 10 rugbiers imputados por el crimen de Villa Gesell

(AGP).- (Zárate).- Todos hablan del brutal asesinato de Fernando Báez Sosa. Y aseguran que los acusados cometieron varios ataques similares en la ciudad.
En Zárate se respira tristeza. La ciudad está convulsionada y no logra escapar de la consternación. El crimen de Fernando Báez Sosa -por el que están imputados 10 jóvenes de esta ciudad- sigue instalado en los comercios, en los cafés y en las plazas. No se habla de otra cosa. El anhelo de justicia está latente y sobrevuela a lo largo de la ribera del Paraná.
Ya pasó más de una semana del brutal crimen y todos siguen pendientes de las noticias. El lugar conserva el espíritu pueblerino. La siesta es sagrada y nadie sube la persiana hasta la tardecita, cuando la Costanera empieza a llenarse de jóvenes. Todos se conocen entre sí. Pero algo empieza a cambiar. El comentario que más resuena en los bares es que lo mismo que pasó en Villa Gesell podría haber ocurrido tranquilamente en cualquier boliche de Zárate.
Los vecinos saben que la tragedia se podría haber evitado. Pero esta vez, la realidad chocó de frente con toda su crudeza. En sus caras ronda el temor por lo que pueda suceder. Marchas en la puerta de la Municipalidad movilizaron a muchos de los más de 100 mil habitantes que repudian el accionar de los 10 rugbiers imputados. “Ojalá no vuelvan nunca más a Zárate”, se repite en las angostas calles.
Noches de furia y descontrol. Los vecinos cuentan que atacan en patota y a patadas. Que tienen un sentimiento de superioridad sobre el resto. “Siempre hubo problemas con este grupo. Tienen la particularidad de ponerse locos enseguida”, subraya un joven de 18 años.
Hijos de empresarios y profesionales, protagonizaron varias peleas, según cuentan lugareños. Los antecedentes son incontables como las criaturas que pueblan la noche del Macondo inventado por Gabriel García Márquez. Varios testigos aseguran que todos los sábados salían en jauría, dispuestos a buscar riña con cualquier pibe que se les cruzara. “Siempre que hay peleas los fines de semana en los boliches, hay un Pertossi involucrado. Son violentos y les gusta el bardo", dicen.
"Cuando los miras, ya te quieren pegar. Esto sucede desde hace muchos años”, le cuenta una joven a Clarín. Prefiere mantener su nombre bajo anonimato por miedo a represalias.
¿Por qué persiste el miedo a denunciar? El silencio parece ser un denominador común entre las víctimas. Es el miedo a ser agredidos. “Son intocables. Si boqueás, te salen a buscar. Hacen lo que quieren y nadie hace nada para impedirlo. No se entiende cómo tapan tanta violencia”, reflexiona una joven de 19 años. “Piensan que se las van a llevar de arriba porque son gente de plata, pero es hora de que paguen”, agrega su compañera.COMPARTIR:
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