JUDICIALES
24 de mayo de 2014
Fingían allanamientos para robarles droga a los narcos

Corrupción policial
Son un comisario y dos cabos de la Policía Federal, que fueron procesados ayer por la Justicia de San Isidro. Llevaban una vida de lujos y también asaltaban casas: entraron a robar a la de su propio jefe.
“Me chorearon, me chorearon... me reventaron la reja del fondo, ¿viste? Me hicieron mierda todo y encima, lo más lindo de todo esto, es que me chorearon el fierro”.
Así, angustiado, el comisario de la Policía Federal Julio Navarro le contó por teléfono a su segundo al mando, el comisario Roberto Mora, cómo un grupo de ladrones había entrado a su casa, en San Miguel. Por entonces, mediados de 2013, ambos trabajaban en la División Almacenes de la Fuerza. Antes habían compartido destino en la División Prevención Social de las Toxicomanías.
Del otro lado de la línea, Mora trató de tranquilizarlo y le aconsejó que, antes de hacer la denuncia, buscara bien su arma reglamentaria para asegurarse de que se la hubieran robado. Navarro terminó encontrando la pistola y entonces decidió no informar a nadie del robo ocurrido en su propiedad.
El episodio, con lujo de detalles, está contado en un fallo firmado ayer por la Justicia Federal de San Isidro. La razón: tanto Mora (48) como otros dos policías federales, el cabo Andrés Martínez (35) y la cabo Natalia Cainzos (34), fueron procesados por una larga lista de delitos entre los que está el robo a la casa del comisario Navarro, una mexicaneada de 200 kilos de marihuana a una banda de narcos bonaerenses y el acopio de 54 armas cortas y largas (ver Trajes...).
Entre las armas se destaca una pequeña pistola de oro, “sólo vista en poder de dictadores o narcotraficantes que las ostentan, al igual que su poder de facto”, dice la resolución judicial. Y cita como ejemplos al dictador libio Muammar Khadafi y al narco mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cartel de Sinaloa.
El comisario Mora, Martínez y Cainzos fueron detenidos el 8 de mayo por orden de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, quien desde mediados del 2012 estaba investigando con Gendarmería a una banda que traficaba cocaína desde Jujuy. Fue en ese marco que apareció el nombre de Mora, apodado“El Ninja”.
Los investigadores no repararon de inmediato en que “El Ninja” era policía, pero con el paso de las semanas y de las escuchas esto quedó claro. A la lista de hechos y delitos que surgían de las intercepciones telefónicas se sumó en marzo pasado algo significativo: en charlas con un empresario argentino, que actuaba como nexo con narcos mexicanos del cartel de Sinaloa, Mora se ofrecía a darle protección y logística a un embarque de drogas. Algo que, según el fallo difundido ayer, hacía con regularidad.
“Surgió como nota distintiva de la pesquisa el apoyo logístico, cobertura, contactos y facilitación de ingreso a ámbitos de acceso restringido –en especial a zonas aduaneras de distintos puertos de Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires– que funcionarios de la Policía Federal Argentina les brindaban a los investigados ”, dice la resolución de ayer, por la que se procesó a los tres policías federales.
La pista “Sinaloa” derivó, a fines de abril pasado, en el decomiso de dos toneladas de cocaína líquida en México. La droga había salido de la Argentina en barco y, por esa parte de la investigación, Arroyo Salgado ya procesó hace una semana a cinco argentinos y un mexicano (ver La pista...).
Los policías fueron detenidos luego de ese decomiso. Mora cayó en su puesto de trabajo, en la Dirección General de Asuntos Jurídicos, en el Departamento Central de Policía. Contra ellos ya se habían juntado pruebas de todo tipo y color.
Además del robo a la casa del comisario Navarro — que incluyó a un colombiano aún no identificado–, en el procesamiento se les imputó haber dado cobertura a una banda que, el 24 de abril de 2013, intentó asaltar a un vecino del barrio porteño de Caballito.
En cuanto a sus vínculos con la droga, se les probaron tres hechos. El primero, la compraventa de 30 tambores robados que contenían 200 litros de éter (precursor químico usado para la elaboración de cocaína). El segundo fue el robo, simulando un allanamiento, de 200 kilos de marihuana a una banda de Esteban Echeverría, ocurrido el 9 de diciembre de 2013. El tercero, la tenencia para su venta de 267 gramos de cocaína encontrados en la casa de la cabo Cainzos.
Además, al detenerlos la Justicia les encontró mucho dinero (180.000 dólares y 130.000 pesos), propiedades y autos de alta gama, que sumaron a la acusación el delito de “enriquecimiento ilícito”.
“Difícil resulta sostener que los pares, superiores o los organismos de control internos de la Fuerza no hayan siquiera sospechado el notorio y ostensible desvío funcional que, de forma grotesca, exhibían los aquí imputados conduciendo vehículos de alta gama, adquiriendo propiedades y demostrando una capacidad económica totalmente desproporcionada con la jerarquía que ocupaban”, apunta el fallo.
Fuente: Clarín /AGP
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