Con un 2-0 de escaso vuelo, Vélez cumplió a primera hora de la tarde su cometido de vencer a Huracán en las soledades del Tomás Adolfo Ducó, esperó durante cuatro horas el único resultado que necesitaba de Lanús y cuando lo logró salió a festejar su octavo título nacional.

La abulia del primer tiempo fue cacheteada por el uruguayo Santiago Silva, que con un frentazo marcó a los 6 minutos del segundo tiempo aprovechando una mala salida de Gastón Monzón. Allí se le abrió el partido a Vélez, que si bien pudo ganar por un marcador más abultado terminó definiéndolo recién con un penal en tiempo adicionado, que convirtió David Ramírez.

Extraño fue el primer tiempo entre el que buscaba el título y el que lucha por no descender, ya que no hubo ni un solo remate al arco. Vélez distó de ser el equipo que hizo holgados méritos para llegar en la vanguardia hasta el final del Clausura, y al que por poco se le escurrió el pasaje a las finales de la Libertadores.

En el segundo tiempo Vélez cambió para bien, aunque no hubo flores ni luces. Pero el arquero Monzón falló y Silva no perdonó. Fue tras un corner desde la izquierda ejecutado por Emiliano Papa, pasado. Monzón se quedó corto en su intento de contener y el uruguayo metió el frentazo abajo.

Huracán se derrumbó. Sin demasiado vuelo, Silva tuvo la chance de aumentar en un par de ocasiones, y Ricky Alvarez punteó en una y la pelota besó la base de un palo.

Luego, en una acción poco feliz Facundo Quiroga y Sebastián Domínguez se agarraron en el área y se fueron expulsados, con lo cual no estarán en la última fecha al igual que Ricardo Alvarez, quien sumó su quinta amarilla.

Un blooper de Marcelo Barovero -extraño en él- al tapar con la mano fuera del área, gestó una posibilidad sobre el final para Huracán, pero Brítez Ojeda la mandó a la tribuna sin que hubiera nadie para devolverla.

Se iba el partido cuando en una contra Ricky Alvarez entró al área, Matías Quiroga lo bajó y David Ramírez puso el 2-0 de penal. Los hinchas velezanos festejaron en el estadio José Amalfitani al no poder asistir al Tomás Ducó, y se quedaron allí esperando el partido de Lanús mientras los jugadores se fueron a la Villa Olímpica. Con la derrota granate consumada, unos y otros comenzaron un festejo interminable.

Fuente: Perfil /AGP