River vuelve a quedar preocupado. Al igual que en el superclásico, sufre por su arquero, una pieza vital en el equipo que, en el tramo final del torneo, complicó a su equipo con dos errores puntuales. No hay que caerle sólo a un jugador. Al equipo de Jota Jota todo le cuesta mucho, sobre todo, convertir en gol todos los ataques que crea. River, hoy, tiene un déficit en los arcos. El panorama no es alentador, Carrizo se retiró del estadio en medio de insultos generalizados y el Uno respondió desafiante besándose la camiseta. Hasta el propio Ubaldo Matildo Fillol fue empujado por Carrizo en su enojo mientras se marchaba al vestuario. La Promoción está más latente que nunca. Faltan cuatro fechas y River está en rojo. 

Se complicó solo. En el 1-0, River se apoyó mucho en Erik Lamela y creó peligro con Pavone y Caruso. San Lorenzo no inquietó mucho y mostró falencias para definir. Un disparo de Ferrari que no tenía peligro terminó en gol por el error de Carrizo. De los últimos dieciocho puntos, River sólo cosechó cinco. 

Sin Lamela para Bahía. Por una falta sobre el final, Lamela fue amonestado y llegó a las cinco amarillas. No podrá jugar ante Olimpo en una verdadera final para los millonarios, comprometidos como nunca en su historia con perder la categoría. 

Lunati, correcto. El equipo de Miguel Angel Tojo terminó con diez por la expulsión de Matías Giménez a dos minutos del final. La polémica por el arbitraje de Patricio Loustau en la caída en el superclásico con Boca (0-2) y la designación de Lunatti quedó en la nada. El árbitro tuvo un correcto desempeño

Fuente: La Nación /AGP